Un gran jardín comestible

A las puertas de Vila Real, en Andrães, se extiende un enorme jardín de biodiversidad. La idea nació del sueño de Graça Soares, una enamorada de la riqueza silvestre, que siendo todavía niña aprendió a reconocerla y a valorarla. 

De este modo germinó en un espacio rural la empresa Ervas Finas, que actualmente se dedica a educar sobre el consumo de vegetales, hierbas y flores comestibles, desarrollando una alianza entre el arte, el campo y la cocina. 

Convivencia precoz con la Natureza

Natural de Peso da Régua, la empresaria Graça Soares mantuvo, desde muy pequeña, un estrecho contacto con todo lo relacionado con la vida rural. «Siempre dividí mis vacaciones entre las dos aldeas de mis abuelas y esa época era, de hecho, la más agradable. Siempre me ha gustado el campo y todo lo que se puede hacer en él, desde la gastronomía hasta los procedimientos de cultivo.» 

Graça tiene formación en Zootecnia, en el ámbito de la industria alimentaria, y «como le gusta tanto el arte y la naturaleza» también se graduó en Arquitectura paisajística. En ese momento comenzó a cavilar sobre lo que sería «el proyecto de una vida». 

En Ervas Finas se produce una gran diversidad de alimentos. Cada día se ofertan cerca de 250 especies, entre hierbas y flores. “Tenemos una cocina experimental donde creamos y desarrollamos recetas para presentar nuevas propuestas de uso. Unas son más conocidas, otras menos, porque son más exóticas. Las autóctonas también forman parte de nuestra flora y nos encanta trabajar con ellas», explica. 

En este enorme jardín de sabores poco convencionales, se intenta «redescubrir la riqueza silvestre con interés comestible que no se estaba valorando». 

Cocina distintiva

La mayor demanda de estos productos procede de restaurantes con una mayor vocación hacia «el concepto gourmet, más elaborado, de autor». Además de estos destinatarios, también están los particulares, con los cuales comenzaron su actividad, vendiendo cestas a domicilio. A pesar de la buena acogida mostrada por estos últimos, fueron los hoteles los que engrosaron los encargos desde una perspectiva business to business. 

Graça dinamiza sus producciones mediante actividades para grupos organizados. «Existe la posibilidad de realizar visitas al campo con demostraciones o de pasar un día con nosotros. Enseñamos a preparar un menú, que puede ser temático o no, dependiendo de la época en que estemos. También recibimos y enseñamos a quien simplemente quiera aprender a cocinar con hierbas y flores. Lo bueno de estas demostraciones es que, al final, lo probamos todo», destaca sonriente. 

El terreno ocupa una extensión de 1,5 hectáreas, de las cuales 2.000 metros cuadrados son de invernadero y el resto se encuentran al aire libre. Protegidos de la intemperie se encuentran los cultivos más delicados, como las «hojitas para ensaladas y algunas flores». 

Múltiples destinatarios

A pesar de las dificultades inherentes a la creación y mantenimiento de una empresa de estas características, «no hay que quedarse de brazos cruzados» y ya hay perspectivas de exportación en el negocio. «Los destinatarios serán el norte de Europa, Macao y, posiblemente, Angola. Nuestra intención es exportar los “transformados” en los que se incluyen las hierbas y flores transformadas en jaleas, compotas y pétalos deshidratados.»  

Ervas Finas se siente orgullosa del trabajo que realiza, en particular en lo que respecta a la educación sobre el consumo entre los sectores más jóvenes de la población. Graça desvela que ese es exactamente «un poco el secreto de la propuesta».

También se desmitifica la creencia popular de que a los niños no les gustan los vegetales. «Los padres piensan que tienen aversión a las verduras y que no les gusta probar cosas nuevas y yo, aquí, constato todo lo contrario. Quieren probarlo todo, incluso aunque al principio no les sepa bien. En mi opinión, apostar por estas visitas interpretativas a la Naturaleza y mostrar a los más pequeños de dónde vienen las cosas es el camino correcto», concluye.

 

 

Texto: Patricia Posse | Daniel Faiões