El Duero a pequeña escala

El gusto de Rui Fonseca por los trabajos manuales viene desde los tiempos de su infancia y, a través de la artesanía, va dando forma física a las piezas que, muchas veces, nacen de sus sueños. Barcos rabelos, pipas o trabajos en pizarra son algunos de los objetos que componen su elenco en este escenario en miniatura.

Influido por su padre, que desde siempre se dedicó a este menester, el artesano de 42 años exhibe ahora una serie de objetos pensados y realizados por él, con el Duero como fuente de inspiración. «Él ya hacía piezas de artesanía y yo seguí sus pasos porque, al igual que a él, me gustaba este tipo de actividad. Pero cada uno de nosotros tenía sus métodos y sus preferencias».

Ya en la escuela le decían que tenía una fuerte tendencia hacia  estos saberes y, desde siempre, elogiaron su destreza con las herramientas. «Siempre se me dieron bien las sierras, limas, lijas y martillos», recuerda.

Esta actividad, que desarrolla desde hace más de 20 años, comenzó con la fabricación de cinturones de cuero. Primero para los amigos, después para personas que acudían a él porque habían oído hablar de la maestría de su trabajo. Las primeras miniaturas que realizó fueron los barcos rabelos, bajo la mirada crítica de su progenitor.


Percepciones de la región

Son los paisajes y los motivos del Duero los que más fascinan a Rui y los que lo estimulan para seguir en este oficio. En sus trabajos se refleja todo el imaginario de las terrazas, el vino y los barcos que lo transportan. Además de eso, el artesano también hace miniaturas de pipas, trabajos en pizarra y marcos de madera con fotografías de la región.

Su obra maestra más reciente se llama “Rio Douro” (Río Duero) y es una apología al curso de agua que baña las riberas de Régua. «Ya la incluí en mi catálogo de 2012. Es una pieza pequeña de madera que tiene una botellita de vino en miniatura y un barquito rabelo navegando por el Río Duero estilizado».

Rui también hace trabajos  personalizados y este último es uno de los que se pueden personalizar. «Como los barcos rabelos llevan una vela de tela podemos aprovechar para escribir lo que los clientes pidan. Normalmente, lleva el sello “Douro Vinhateiro”, pero también he dibujado a mano las frases que me han sugerido», explica.

Los materiales más utilizados son la madera y la pizarra, pero el artista no se cohíbe a la hora de añadir piezas metálicas o de goma en sus creaciones. El proceso creativo está asociado un componente onírico, ya que algunas piezas se le ocurren mientras descansa.

«Muchas veces, me despierto y voy a dibujar aquello con lo que estaba soñando, sólo que hasta el día de hoy nunca he conseguido hacer exactamente aquello que había pensado. Desde que comienzo a hacer la pieza hasta que la termino, siempre se producen cambios y nunca queda como la había soñado», destaca el artesano.

A medida que sus piezas iban conquistando el mercado, también surgieron imitadores de sus procesos. «Siempre ha habido personas que han intentado copiarme, incluso en la época en que sólo hacía cinturones de cuero, pero siempre les resultó difícil porque mis trabajos eran fácilmente reconocibles. Intento ser muy perfeccionista en todo lo que hago y siempre acabo dando mucho de mí a las piezas.»

Debido a este intento desmesurado por alcanzar ese grado de excelencia, Rui cuenta que, a veces, su artesanía llega a malinterpretarse. «Todo el mundo tiene la idea de que la artesanía es algo tosco, llena de virutas de madera, y mi artesanía peca de ser demasiado perfecta. Me llegan a mirar mal por este motivo y tengo la sensación de que un trabajo muy perfecto puede dar lugar a que la gente desconfíe, que piense que se trata de un artículo de fábrica».

Quienes le compran las piezas son, normalmente, personas que han oído hablar de su artesanía o que ya la conocen. Además, también se encuentra presente en tiendas situadas en Peso da Régua, en Vila Real y en Oporto.

El artesano dice que no le conviene tener las miniaturas a la venta en más sitios, ya que no cuenta con una capacidad de producción que responda a esa demanda. «Voy haciendo los encargos a medida que los tengo y después los envío a esas tiendas cuando puedo», aclara.

La paleta creativa de Rui está compuesta por 49 artículos, con precios que van de los 2 a los 30 euros.

Texto: Patrícia Posse | Daniel Faiões 

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