El oro que se teje de blanco

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El oro que se teje de blanco

Son muchos los secretos y las incógnitas relacionados con el lino y los telares de donde salen las bonitas piezas de encaje. Olímpia Monteiro, de 78 años, es la última bordadora de Agarez que conoce esos misterios y que sigue trabajando​...

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Son muchos los secretos y las incógnitas relacionados con el lino y los telares de donde salen las bonitas piezas de encaje. Olímpia Monteiro, de 78 años, es la última bordadora de Agarez que conoce esos misterios y que sigue trabajando por pasión.

Comenzó a los seis años, pegada a las faldas de su madre, y siempre se ha dedicado a este oficio. «¿Lino? Me gusta más el lino que todo el oro del mundo», revela. Todavía hoy, le gusta encerrarse en la casa de los telares para, con sus manos morenas, elaborar las piezas que desde siempre le han llenado su sonrisa cautivadora.

Olímpia es un ejemplo de dedicación y perseverancia con respecto a un oficio. Era todavía una niña cuando hiló su primera madeja, porque su madre se lo sugirió. Ese inicio le valió un «vestidito de indiana», comprado con el dinero obtenido con la venta de la madeja en la feria de San Pedro, en Vila Real.

Precisamente en esta fiesta todavía pueden encontrarse los linos de Olímpia. «Llevo vendiendo en la feria de San Pedro desde hace ya 72 años y nunca he fallado. Hasta le pedía a Dios que no me diera hijos en esa época para poder ir allí y vender mi lino a quien quisiera comprármelo.»

Antiguamente, muchas eran las señoras que se dedicaban a esta actividad, pero con el paso de los años algunas han ido desistiendo y otras ya han sucumbido al paso del tiempo. “Había mucha gente que tejía y plantaba lino. Casi todo el pueblo. Lo trabajaban y lo vendían para ganarse el sustento», recuerda.

Ahora, en la aldea de Agarez, en pleno Parque Natural de Alvão, solo Olímpia garantiza la continuidad del oficio.
«A pesar de que todas mis hijas saben trabajar el lino, prefieren ganarse la vida de otras formas, porque tienen estudios».


Secretos que se pueden desvelar

Para Olímpia, el lino solo tiene un secreto. “Basta con que te guste más el lino que el oro, y eso no puedo enseñarlo», dice. Para lo demás, para enseñar los métodos de siembra y tratamiento del lino, la bordadora se muestra receptiva.

Primero, el lino se siembra «a veintitantos de abril» y se arranca después, «por la época del San Pedro». «Lo dejo en el pozo durante 13 días. Lo quito y lo extiendo en la finca cuatro días más», describe.

Una vez tratado el lino, llega la hora de coger las herramientas. Estos utensilios, construidos por su abuelo, pasaron por las manos de su madre y siguen acompañando a Olímpia cada día. Con ellos la bordadora hace su trabajo.

«Primero se maza el lino, se divide en estrigas, se espada, se aseda, pasa por la rueca y por el huso. Después pasa por el sarillo, por la devanadera y, por último, por el telar. Como se puede ver no es fácil, es casi como una cárcel que tiene que gustarte mucho», explica.

Con movimientos certeros y mecánicos Olímpia se introduce en el telar. La máquina, antes estática, parece cobrar vida y sentido. Después, los hilos se van uniendo y entrelazando, como si conocieran desde el principio su destino, para formar piezas perfectas, que no dejan indiferente a nadie.


La caja del ajuar

En casa de Olímpia hay un viejo baúl repleto de piezas de lino. Este relicario, que guarda horas de dedicación empleadas en este oficio, contiene, en su interior, la entrega de una vida. En ese cofre de madera hay varias decenas de piezas, entre paños, colchas y toallas, que esperan ser transportadas a otros lugares para que otras personas las admiren.

Un conjunto de tres paños de lino para una mesita de noche puede costar 60 euros. El mismo conjunto, en estopa, baja a 45 euros. Un paño para una mesa de salón vale 75 euros y un mantel puede llegar a los 275. Aunque pueda parecer caro, Olímpia asegura que el precio del lino «no ha sufrido ningún aumento para no asustar a los compradores que ahora tienen menos dinero».

El valor de las piezas depende sólo de la cantidad de lino exigida, así como de las horas necesarias para su elaboración. Y no hay nada que pague la calidad de un buen producto. «Aún hoy en día duermo en estas sábanas y para mí es un placer dormir en este lino fresco», confiesa la artesana.

Texto: Patrícia Posse | Daniel Faiões

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Olímpia Monteiro
Residencia
Aldeia de Agarez,
5000-773 Vila Real
Celular
+351 964874193
Latitud
41.321364245664995
Longitud
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